Alfonso Gracia Saz o cómo motivar

Cuando Santi Garcia Cremades me propuso hablar de Alfonso Gracia Saz en el programa Raíz de 5 (de RNE 5) yo no le conocía muy bien. Había oido hablar de él por su triste fallecimiento a causa de la COVID, pero poco más. Sin embargo, preguntarme quién fue e indagar en su figura ha sido todo un reto y una lección de vida.

¿Que tú tampoco sabes quién era Alfonso? Pues creo que todo el mundo debería conocerlo así que…

¿Me dejas que te cuente?

Para hacerlo corto diré que Alfonso Gracia Saz fue un gran matemático en todas sus facetas y, sobre todo, en la docente. Así pues, acababa de ser condecorado con el premio a la excelencia docente de la Sociedad Matemática Canadiense cuando el maldito coronavirus acabó con su vida el pasado 6 de mayo de 2021. Pero, empecemos por el principio…

Zaragozano de nacimiento

Alfonso nació en Zaragoza en marzo de 1976 y destacó desde niño por su gran inteligencia.

En la entrada del blog “Letras Desde Mocade” que su profesora en el Instituto Goya Carmen Romeo Pemán, le dedicó, dice que su nombre le precedía antes de llegar como estudiante, y que no dejó indiferente a nadie… se contaba como anécdota que, con solo 3 años, era capaz de recitar de memoria un soneto completo de Lope de Vega y su pasión y sus ganas de aprender y de vivir lo acompañaron siempre.

Alfonso era de ciencias y de letras, como así lo demuestra que cursase ambos bachilleratos a la vez aunque, al terminar el instituto, Alfonso decidió ir a la Universidad de Zaragoza a estudiar dos licenciaturas «de ciencias», Matemáticas y Física. Sí sí, habéis leído bien, dos licenciaturas, que entonces aun no existía eso de los dobles grados.

Pero no es solo que estudiase dos licenciaturas, es que las completó con tan solo un año de diferencia y con premio extraordinario de carrera en ambas. Cuenta su compañero Carlos Pobes que era una gozada ver como funcionaba su mente, verlo plantearse preguntas e intentar resolverlas y, sobre todo, como las transmitía. Era, sin duda, una mente inquieta.

Echando a volar

Cuenta Carmen Romero que, estando todavía en el instituto, ella y otra profesora organizaron un encuentro de jóvenes europeos para el cual hubieron de tomar un avión a Barcelona. En el vuelo Alfonso estaba ilusionado y debió de gustarle mucho volar porque nunca dejo de hacerlo.

De hecho, una vez licenciado decidió desplazarse a la universidad de Berkeley (California) para realizar un doctorado en matemáticas que completó en 2006 con la tesis «The symbol of a function of a pseudofferential operator» dirigida por el profesor Alan D. Weinstein. 

Al acabar la tesis, Alfonso volvió a volar. Empezó pasando unos años como investigador postdoctoral en la universidad de Keio (en Japón) para después continuar en la Universidad de Toronto donde volvería en 2013 como profesor titular tras pasar por la universidad de Victoria (también en Canadá).

Alfonso en su época en la Universidad de Victoria (Canada). Fuente: Universidad de Victoria

De reto en reto

A Alfonso le motivaban los retos. Cuenta Carmen en la entrada del blog que mencionaba antes, que una vez, Alfonsito (como le llamaban) estaba escribiendo un poema para el día de la paz y había decidido hacerlo en francés. Cuando le preguntaron por qué en francés y no en Inglés o español (que también se podía), él contestó que precisamente por eso. El francés era el idioma que aún no dominaba y al él le gustaban los retos.

Otra muestra de este amor por las cosas que le supusiesen un desafío es que fue el primer español en conseguir una mención de honor en las olimpiadas internacionales de Física. Fue en 1994 en Pekín tras conseguir un primer puesto en la fase nacional celebrada ese mismo año en Valencia.

Pero la idea del reto como fuente de motivación, no era solo una cuestión personal. Alfonso lo convirtió en una máxima que llevo a todas las facetas de su vida y que trataba de transmitir a  su alumnado a través de la enseñanza reflexiva que practicaba.

Cabe mencionar que la enseñanza reflexiva es un método de aprendizaje activo que consiste en motivar al alumnado a través de plantearse retos y preguntas. Con esta forma de enseñar quiso llegar hasta a los más desfavorecidos, ejerciendo como profesor voluntario en la prisión Estatal de San Quintín mientras cursaba su doctorado en California. 

Para entender su filosofía docente, es muy interesante ver un video en el cana de Youtube de la IBL (Inquiry Based Learning) Academy, en el que cuenta como, dejando al alumnado hacerse preguntas sobre aquello que les había mandado estudiar, el los veía llegar a las conclusiones que habían alcanzado las grandes mentes matemáticas sin que las hubiesen estudiado antes y sin necesidad de intervenir… de hecho decía que, para ser un buen profesor, había que ser capaz de morderse la lengua y aseguraba que memorizar sin entender no servía de nada (declaraciones al periódico al periódico escolar The Varsity en 2013

Premio a la excelencia docente

Su visión sobre la forma de enseñar y su buen hacer, bien le han valido el premio a la excelencia docente que la Sociedad Canadiense de Matemáticas le concedió el pasado mes de marzo y que le debería haber sido entregado en el congreso que todos los veranos celebra dicha sociedad. 

En la carta en la que se hacía público el galardón se decía que Alfonso reinventaba la forma de dar clase cada vez que lo hacía. En particular, se alaba su trabajo en la asignatura conocida como MAT137 de la que era encargado. Por lo que he podido ver, MAT137 es una asignatura de cálculo matemático con demostraciones, vamos, una asignatura poco agradecida, que él conseguía hacer cercana y convertirla, según palabras de quienes tuvieron la suerte de verle en acción, en un gimnasio para la mente.  

Alfonso fue también coordinador del departamento de divulgación del instituto matemática del Pacifico en la Universidad de VIctoria y desarrollo una guía para docentes que acabó convirtiéndose en un curso que actualmente siguen todas las personas que llegan como nuevo profesorado al departamento de matemáticas de la universidad de Toronto.

… y también investigar

Pero no solo era un gran docente. Su mente inquieta también se dedicó en algunos momentos a la investigación aunque, como comenta Carlos Pobes, el mismo decía que ese no era su mundo. En particular, Alfonso trabajó en topología y, más concretamente en el estudio de las álgebras de Lie. El mismo tipo de estructuras topológicas en las que trabajó Mª Josefa Wonenburger, también en Toronto, por cierto.

Y lo que más rabia da es que le quedaba mucha vida por delante… pero el mundo que Alfonso quiso comerse es así de caprichoso y nos deja el tiempo que nos deja… no lo olvidemos nunca.

Aunque nunca lo conocí me gustaría terminar diciéndole, si es que pudiese leerme, que saber de él y su pasión, ha sido un ejemplo que trataré de imitar en los años que me queden como docente.

Alfonso, descansa en paz y vuela!

Referencias: 

  2 Replies to “Alfonso Gracia Saz o cómo motivar”

  1. Eva Cristina Nieto Espejo
    28/03/2024 at 23:00

    Gran matemático y mejor persona. Destacaba por su humildad, de todos esos logros no presumía en ningún momento. Y se sorprendía al ver cómo cada año su clase estaba cada vez más llena de alumnado.

  2. Facu
    20/06/2021 at 12:33

    Gracias? Tampoco lo conocía. Qué persona tan interesante y extraordinaria! No tendrás en enlace a la guía docente de la universidad de Victoria?

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